En septiembre de 2008, una elefanta de 45 años llamada Indra abatió la puerta que la tenía cautiva en un corral del Circo Unión en México, salió huyendo en plena noche y se dispuso a atravesar la autopista. Allí, la elefanta murió atropellada por un autobús de pasajeros. Un hombre también murió en el accidente y, según la prensa, dos perros y un cerdo resultaron heridos. El circo proclamó que la elefanta había huído porque se había asustado al ver pasar un gato, y que el entrenador no tenía la suficiente experiencia como para conseguir calmarla. Es posible que haya algo de verdad en esta afirmación; pero también es frecuente que los centros de explotación animal recurran a explicar este tipo de actos de rebelión como si fueran meros incidentes y fruto de errores humanos.
Sea como fuere, Indra no debía y no quería estar allí. Pero su lucha no fue en vano. Su muerte encendió el debate social sobre la injusticia de explotar animales en los circos. Poco después, los hechos condujeron a la clausura del Circo Unión y, finalmente, se prohibió el circo con animales salvajes en todo el territorio mexicano. Al igual que Indra muchas elefantas y muchos otros animales no humanos están llevando a cabo una lucha activa contra su explotación, están poniendo de su parte para cambiar la historia, pero necesitan de nuestra ayuda para obtener resultados y evitar que se repita.